Si alguna vez has sentido esa emoción en el estómago al ver un coche aparcado con el cartel de “SE VENDE”, sabrás que comprar coche segunda mano en Rianxo es casi un deporte local. Aquí, entre marineros y labradores, todos tienen un primo, un amigo o un vecino que vende su coche, y siempre escuchas esa frase de “está impecable, era de un señor mayor que solo iba a misa con él”. Pero la realidad es que para que esa compra no se convierta en un drama, hace falta mirar con lupa más allá de la pintura brillante y el ambientador a coco colgado del retrovisor.
Una de las primeras cosas que siempre recomiendo es mirar el coche con luz natural. Los talleres de compra-venta suelen tener luces blancas potentes que disimulan defectos en la chapa, pero cuando sacas el coche a la calle ves esos rayones finos como hilos de araña que no notabas dentro. Me pasó una vez con un Golf que compré, en el concesionario parecía salido de fábrica y al llegar a casa, con el sol de la tarde, parecía que lo había lavado un gato con uñas.
Luego está el tema del motor. Comprar coche segunda mano en Rianxo sin escuchar el motor en frío es como casarte sin conocer a tu suegra. Hay que arrancarlo en frío, ver si suena suave, si tiene tirones o si echa humo raro. Y también, fijarse en si gotea aceite o si el tapón del aceite tiene esa mayonesa blanca, señal de junta de culata quemada. Un coche así te puede arruinar el verano y el bolsillo en la misma semana.
La documentación es otra historia. Aquí, donde todo el mundo se conoce, muchos compran coches solo con un apretón de manos, pero eso no te protege si luego aparecen multas pendientes o impuestos sin pagar. Por eso siempre digo que antes de pagar, pidas el informe de tráfico, compruebes los pagos del IVTM y que el vendedor te firme un contrato de compraventa con todos sus datos y los tuyos. Suena a papeleo aburrido, pero es lo que te garantiza que no te llamen de la Guardia Civil dentro de un mes preguntando por un coche que, legalmente, aún no es tuyo.
Y no te fíes solo de la apariencia. Un coche puede tener asientos limpios y alfombrillas nuevas, pero si no le han cambiado nunca la correa de distribución, estás comprando una bomba de relojería. Pregunta siempre por las facturas de mantenimiento, si tiene libro sellado, si los neumáticos son recientes, si le han hecho las revisiones cuando tocaba. Todo eso te dirá si el dueño cuidaba el coche o si solo lo lavó antes de venderlo.
Lo mejor de comprar coche segunda mano en Rianxo es esa sensación de encontrar un coche que te encaja, que te imaginas ya conduciendo por la costa hasta Corrubedo o haciendo recados por el centro sin miedo a los bolardos. Es un pequeño sueño cumplido, un nuevo compañero de aventuras que, con suerte, te durará muchos años. Por eso merece la pena tomarse el tiempo de revisarlo con calma, sin prisa y con la cabeza fría, aunque el corazón te palpite de emoción al sentarte al volante y oler el ambientador de coco mezclado con historia de vida y kilómetros bien rodados.