El tipo de prima, las condiciones de la póliza o las coberturas ofrecidas son cuestiones que cada asegurado debe estudiar antes de contratar decesos completo, una de las pólizas más demandadas en los últimos años. En primer lugar, la elección de la modalidad de pago establece la forma en que el usuario satisfará su obligación básica como cliente, esto es, el pago de las mensualidades.
En general, dos son las principales clases de prima disponibles: la prima creciente, así denominada porque la cuantía de las mensualidades se incrementa a medida que transcurren los años, hasta una edad estipulada en el contrato (sesenta y cinco años, por ejemplo); y la prima estable, una suerte de tarifa plana donde el precio del seguro aumenta o disminuye en paralelo con la evolución de los costes del sector, similarmente al valor del IPC que se toma como referencia en el mercado inmobiliario.
La ‘letra pequeña’ del seguro de decesos, entendida como las cláusulas que usualmente se pasan por alto, debe tenerse presente antes de poner la firma al pie del contrato. Asimismo, se priorizarán las pólizas más flexibles en sus términos y condiciones, para evitar conflictos futuros entre el cliente y la compañía aseguradora.
Ciertos aspectos son subjetivos y deben revisarse atendiendo al propio interés. Así sucede con las coberturas y prestaciones deseadas. Cada persona está condicionada por circunstancias familiares únicas, razón por la que sus necesidades no coinciden al cien por cien con las de otros asegurados.
Respecto al precio del seguro de decesos, es normal que las compañías más reputadas sean ligeramente menos asequibles que las firmas de menor renombre u orientadas al mercado low cost. Aunque el precio no lo es todo, se recomienda el uso de comparadores online para contrastar las coberturas y tarifas de las principales empresas. Así, es fácil formarse una idea de su relación calidad-precio.